Bodegas de la DO Ribera del Duero

Monday, November 29, 2010


Los vinos de etiqueta


Desde la explosión internacional en el consumo de vinos en el mundo, fenómeno que empezó  a tener lugar a partir de los años 90, las marcas, denominaciones y bodegas se han multiplicado, al punto de que los productores compiten por ofrecer envase innovadores, “packaging” que seduzca a los consumidores a primera vista, e incluso nombres de fantasía.  
Sin embargo, hay informaciones que son imprescindibles en las etiquetas de los vinos, datos certificados por las autoridades de cada país, cuyo cumplimento muchas veces es controlado por los mismos productores. Las etiquetas son así una fuente confiable de información que el consumidor puede consultar a la hora de elegir su vino favorito. 
El acento en los varietales 
Las etiquetas de los vinos deben contener información precisa que asegure la trazabilidad del producto, es decir, que se pueda certificar cada uno de lo pasos seguidos en su elaboración.  
En Chile se obliga a que cada botella con denominación de origen ofrezca información sobre el valle de producción cuando se use al menos un 75 por ciento de viñedos de una zona; otro dato es el año de  cosecha, por el cual no se pueden mezclar añadas; en las marcas la existe una amplia libertad, a condición de que no se promuevan engaños, y se pueden mencionar hasta tres varietales empleados  para una mezcla. Sólo en el caso de que una variedad integre el 75 por ciento de la mezcla puede llevar el nombre del varietal como único; además, no se puede emplear cualquier cepa sino las oficialmente reconocidas. 
En contrapartida, existen algunas lagunas como las denominaciones “Reserva” o “Reservado”, que se puede referir lo mismo al paso por barricas que a la selección de una parte de los viñedos o a los vinos considerados “superiores”. Al mismo tiempo, para la denominación Grand Cru o Gran Vino sólo se exige “buena calidad”. 
En Argentina, los vinos deben especificar varietales, según una lista de las “especies aptas” para los vinos; también se indica provincias y zonas de producción y año de cosecha. No se encuentran reglamentadas las indicaciones más comerciales, como Reserva o Selección, que como en el caso de Chile, por sí solos no indican necesariamente mayor calidad, aun cuando en el caso argentino son sometidos a una evaluación sensorial a manos (o sentidos) de expertos con reconocimiento oficial. 
Las normas en Estados Unidos son similares. Al menos el 95 por cieno del vino debe ser del año indicado en la etiqueta, y un mínimo del 75 por ciento de la uva debe ser del varietal que se especifique, mientras que es obligatorio informar la zona de origen.   
Denominaciones de origen 
En Europa, las regla sobre la información contenida en las botellas es muy amplia entre cada país, aunque los acuerdos firmados desde el establecimiento de la Unión Europea han uniformado a gran parte de los datos del etiquetado. Entre estos se encuentra su grado alcohólico y número de registro que permite su trazabilidad, junto a la indicación geográfica oficial para aquellos reconocidos como “Vinos de calidad producidos en una región determinada”, que exhiben la sigla VCPRD (o VQPRD). 
Por regla general, los vinos europeos ponen énfasis en el terroir, es decir la zona de producción, antes que en las uvas, a diferencia de los de América, que fincan su prestigio en los varietales empleados. 
Esto se expresa en las etiquetas. Francia es el país con más diversas denominaciones, a causa de su antigua prosapia en el mundo del vino y a que durante siglos los productores emplearon distintas maneras de denominar su producción, con reglas propias para cada zona. 
Actualmente, las etiquetas consignan la zona de origen como dato privilegiado, junto al año de producción y otros datos como la certificación de que el método de la elaboración y las uvas empleadas son las correspondientes al tipo de vino. 
En las categorías se distingue entre vinos de calidad  y los comunes, llamados del país o de mesa. Entre los vinos de alta calidad los que llevan las siglas AOC (Vinos de apelación de origen controlada)  indican métodos de producción tradicionales de cada zona, junto a la certificación de su calidad por una cata oficial. Se dividen según su categoría entre Premier Cru, Grand Cru y Cru. Otra denominación es VDQS (vinos de calidad superior), que indican mayor calidad que los vinos de mesa y del país. 
Existen muchas otras denominaciones, como la diferenciación entre vinos “tranquilos” o espumosos. Además, la legislación permite crear marcas y etiquetas que no correspondan necesariamente al productor y que pueden identificar a un distribuidor o incluso un hotel o restaurante. 
En Italia y España el sistema general es similar. Los vinos de italianos se identifican por su zona de producción y los de mayor calidad están encabezados por la denominación DOCG (Denominación de origen controlada y garantizada), que implica el cumplimiento de estrictas normas oficiales de producción; le siguen los vinos DOC (Denominación de origen controlada), mientras que los Vinos de mesa indican aquellos que no están dentro de las categorías altas. 
En España la indicación geográfica es el dato principal. Los vinos de categoría superior se denominan Vinos de Pago, seguidos en orden decreciente de los DOC (Denominación de origen controlada), Denominación de Origen, y Vinos con Indicación Geográfica. Los que no poseen ninguna de estas categorías son denominados vinos de la tierra o vinos de mesa.
Un dato que se incluye en las etiquetas es la edad de los vinos y su paso por barricas, que se dividen entre Crianza (seis meses en barrica), Reserva (un año en barrica) y Gran Reserva (por encima de un año). Fuente: El Universal (Mx)
30 de noviembre de 2010


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