Bodegas de la DO Ribera del Duero

Sunday, January 02, 2011

Entrevista
Habla el presidente de la multinacional que desarrolla estandares

De la mano de las nuevas tecnologías de las comunicaciones, la actividad de GS1 puede revolucionar con sus códigos de barra incluso el mundo de la venta al retails de grandes superficies. Miguel Angel Lopera es un español que preside la organización que brinda servicios de estandarización en el mundo en más de cien países, como los códigos de barras. Este reportaje es de alto interés para fabricantes, elaboradores de productos como el vino y otras actividades, entre ellas sociales, como hospitales. Esta nota fué publicado en el día de la fecha por malagahoy.es y es reproducida por el sistema de comunicación de Diario del Vino.

Vive de lunes a viernes en Bruselas y los fines de semana está en Madrid con su familia, aunque pasa gran parte de su tiempo viajando por todo el mundo. Es la carga que debe soportar Miguel Ángel Lopera como presidente de la multinacional GS1, la institución que produce y controla los códigos de barra en el sector comercial en más de un centenar de países. Llegó el martes a Málaga y se marchó el jueves, aunque antes concedió una entrevista exclusiva a este diario. Muy amable, simpático y divulgativo, Lopera desgrana algunas claves de la economía internacional. 

-¿Qué se siente al ser presidente de una multinacional? 

-Es un logro conseguido. Tuve la suerte de que sabía lo que quería desde pequeño. Quería ser ingeniero porque en mi época era la única forma de ser importante [se ríe] y venía de una familia modesta donde nadie tenía estudios universitarios. Estudié lo que consideraba más difícil, la Ingeniería de Telecomunicaciones, entré en la multinacional Procter & Gamble en 1979 [la mayor empresa de productos de consumo del mundo] y me preguntaron qué quería hacer allí. Les dije que quería ser el presidente. El sueño de mi vida en el colegio era ser presidente de IBM en España, después ser presidente de Procter & Gamble, que no lo conseguí, y luego ser el presidente de GS1. Ese sueño se ha convertido en realidad. 

-¿Qué es GS1?

-No es una empresa que cotice en bolsa, sino una organización de servicios globales para el sector del comercio, la salud pública, el transporte y logística y ahora hay otros sectores que quieren recibir nuestros servicios como son las entidades financieras, el automóvil y el aeroespacial. Somos una organización que realmente somos una federación de organizaciones, con oficinas en 108 países y sin ánimo de lucro, algo fundamental porque al dar servicios globales tenemos que ser neutrales. 

-¿Cuáles son esos servicios?

-Nosotros desarrollamos estándares. 

-¿A qué se refiere exactamente?

-No son un estándar, por ejemplo, las clavijas de los enchufes. En España son dos redondos, en Estados Unidos dos planos, y en Gran Bretaña tres cuadrados. Nosotros lo que hacemos es estandarizar la información que se intercambian las empresas a escala mundial. 

-Su desarrollo más conocido es el código de barras. 

-El código de barras de GS1 permite que un producto que se hace en China se pueda leer perfectamente en un supermercado de Málaga y al revés. Es un estándar global porque funciona en todos los escáneres del mundo. Nosotros lo llevamos en el sector del comercio. En otros sectores no hay esa estandarización como, por ejemplo, en el de salud pública. A uno de los hospitales más avanzados de Washington los fabricantes de medicinas les envían los productos y hay un centenar de personas que se dedican exclusivamente a sacar esas medicinas y ponerles el código de barras de ese hospital, porque cada centro tiene uno específico. 

-¡Qué follón!

-Imagínate. Este hospital, que repito es uno de los más avanzados del mundo, tiene 100 personas para eso. El hospital de enfrente otras 100 personas, etcétera. El coste es enorme y además la posibilidad de error es muy alta. En Estados Unidos hay 3.000 fallecimientos al año por medicación no apropiada, es decir, porque han identificado mal al enfermo y le dan medicamentos erróneos. 

-Es un dato escalofriante, ¿cómo se puede solucionar?

-Desde 2006 hemos hablado con varias Administraciones de Salud Pública de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña o Japón y les empezamos a convencer de la necesidad de tener un único código de barras para medicinas o implantes. Accedieron y ahora estamos trabajando en eso. 

-Una curiosidad, ¿cómo se organizan los códigos de barra?

-Los dos primeros números son el país, los cinco siguientes son de la empresa y los siguientes son las distintas referencias del producto. 

-¿Qué servicios da su empresa?

-Desarrollamos el intercambio electrónico de datos, que consiste en estandarizar los pedidos y las facturas de las empresas; también hacemos sincronización de datos, es decir, un sistema que permite que un fabricante tenga su fichero de productos conectados a todos sus clientes y que no haya errores cada vez que haya un cambio de referencia. Nuestra cuarta área es la identificación por radiofrecuencia, el uso de un chip que llamamos EPC.

-¿En qué consiste ese chip?

-Ahora se usa el código de barras pero lo importante no es el código en sí sino el número que está debajo, que es el que entra en los ordenadores. Lo que estamos haciendo es meter ese número en un chip muy pequeño.

-¿Cuál es su utilidad?

-Por ejemplo, si una empresa tiene un almacén con miles de cajas tiene que haber un operario con un escáner buscando cada caja para identificarla. Ahora llega un palé de mercancías con 80 cajas, cada una con su chip, pasa por un arco y se leen todas automáticamente. Es mucho más rápido y preciso. -¿Dónde están implantados estos chips?

-Ahora, por ejemplo, hay una serie de cadenas en Estados Unidos que están instalando estos chips en productos que no son muy baratos. Se están colocando en ropa en los grandes hipermercados americanos y no es necesario leer cada código de barras cuando el cliente pasa por caja. De todas formas, más importante que eso, el problema que tiene todo el sector textil, las zapaterías, las librerías, etcétera cuando terminan el día es que tienen todos los productos desordenados. Es un desastre porque el cliente se pone una camisa y la deja en otro sitio... Reclasificar todo es complicado pero a través del chip sabes perfectamente dónde está cada producto. Es algo que se está utilizando mucho en productos que cuestan más de 20 euros. 

-Una frase habitual de los vendedores de ropa es "lo que hay ahí es lo que hay".

-Sí. Ahora vas a una tienda y dices, por ejemplo, quiero comprarme unos Levi's talla 30 de largo 32. Te dicen que no lo tienen y sí lo tienen, pero en otro sitio . Con el chip sabes perfectamente si ese pantalón que tenía que estar en una determinada percha está en otro lugar de la tienda y se puede vender. 

-¿Se puede ya pasar el carro de la compra sin necesidad de leer todos los códigos de barras en algún supermercado del mundo?

-Todavía no porque no es rentable poner el chip a una caja de galletas o cualquier otra cosa barata ya que éste cuesta 20 céntimos. Y o lo tienes en todos los productos o no funciona. Faltan algunos años, pero sí se está aplicando como control de inventario y en los productos caros. 

-Su empresa también está metida de lleno en el comercio móvil ¿qué es eso?

-Ya es una realidad en toda Asia que la gente llega a un supermercado o una tienda con su teléfono móvil y le hace una foto al código de barras de cualquier producto. Automáticamente le llega la información de ese producto, pero también promociones y hasta dónde puedes encontrar ese mismo producto en otras tiendas en un radio de un kilómetro y por qué precio. Además, hasta te dan la opción de enviártelo a casa. Las grandes cadenas nos han pedido que estandaricemos todos esos códigos. 

-Eso abre muchas posibilidades al consumidor.

-Sí. Por ejemplo, si has dado tus datos y afirmas que te gustan los vinos gallegos, al entrar en un hipermercado te llega un mensaje al móvil con información sobre ese tipo de vinos, descuentos, etcétera. La publicidad es mucho más especializada. La telefonía móvil está cambiando el comercio de una forma que no se puede imaginar. La gente no se da cuenta de lo que se viene encima con el comercio móvil. El año pasado, entre el 30 y el 40% de las compras que se hicieron de productos electrónicos en la costa este de EEUU fueron por el móvil. 

-Usted viaja por diversas partes del mundo, ¿es un peligro para Europa el gran desarrollo económico de los países asiáticos?

-La realidad es que una gran parte de la fabricación, sobre todo de productos de consumo y eléctricos, se está haciendo en Asia. Todo el mundo piensa en China, pero allí ya han pasado esa primera fase y están ensamblando. En el mundo ha habido tres fases. En la primera, el centro del mundo era el Mediterráneo con los fenicios, los griegos y los romanos. Tras el descubrimiento de América, el centro del mundo pasó al Atlántico, con Estados Unidos y Europa. Ahora ese centro de gravedad mundial se está moviendo al Pacífico, con EEUU y Asia y en poco tiempo entrarán con fuerza algunos países latinoamericanos, principalmente Colombia, Brasil, Chile o Perú. 

No comments: